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Mover un auto con la mente ya es posible y se hizo en la Argentina: cómo funciona esta tecnología

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NeuroRacing es un proyecto que combina neurociencia, informática y robótica para lograr que un objeto se mueva solo gracias a ondas cerebrales.

No hay manos en un teclado ni controles remotos. Solo una persona sentada, conectada a una computadora mediante electrodos en la cabeza. Respira hondo, se relaja… y un auto de juguete avanza. Parece magia, pero es ciencia: se trata de NeuroRacing, un desarrollo del Laboratorio del Sueño y la Memoria del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) que combina neurociencia, informática y robótica para lograr que un vehículo se mueva solo gracias a señales cerebrales.

Este proyecto, que recuerda a obras de ciencia ficción ambientadas en el futuro, fue desarrollado por Yohann Corfdir, ingeniero informático especializado en ciencia de datos y becario doctoral del ITBA. Su trabajo explora cómo traducir la actividad cerebral humana, en particular las ondas cerebrales que se producen en estado de meditación o relajación, en comandos que una máquina pueda interpretar.

¿Mover un auto con la mente?

Sí, mover un auto con la mente es posible. La clave está en cómo se capta y se interpreta la actividad del cerebro. El sistema diseñado por Corfdir utiliza sensores de electroencefalograma colocados en puntos estratégicos de la cabeza: dos en la parte posterior, uno en la frente y otro detrás de la oreja. Estos sensores detectan las ondas cerebrales en tiempo real y envían la información a una computadora.

Mover un auto con la mente ya es posible y se hizo en la Argentina: cómo funciona esta tecnología. (Foto: Leandro Heredia)
Mover un auto con la mente ya es posible y se hizo en la Argentina: cómo funciona esta tecnología. (Foto: Leandro Heredia)

“El sistema no funciona a partir de una orden consciente como ‘quiero que el auto se mueva’, sino que detecta cuando la persona alcanza un estado de relajación profunda. Si el cerebro está lo suficientemente tranquilo, el auto avanza. Si no, se queda quieto.

El sistema se basa en un cambio fisiológico medible. Cada cuatro segundos, la computadora analiza los datos recibidos. Si encuentra los patrones cerebrales necesarios, calibrados previamente según cada usuario, envía una señal vía WiFi a un microcontrolador Arduino que pone en movimiento el autito. En cuanto el estado mental cambia, por ejemplo, si la persona se distrae o se emociona, el auto se detiene.

Una experiencia que desafía al usuario

Más allá del desarrollo técnico, la experiencia de usar NeuroRacing pone a prueba el autocontrol mental. “Lo más difícil no es hacer que el sistema funcione, sino mantener el estado mental correcto. Cuando ves que el auto empieza a moverse, te emocionás… y justamente esa emoción rompe el estado de calma. Entonces se frena”, explicó Yohann.

Aunque puede parecer una herramienta sofisticada para expertos en meditación, el proyecto fue diseñado con una idea inclusiva: acercar la ciencia a todo tipo de personas. “Queríamos que lo pudieran probar chicos, grandes, gente que nunca medita. Cualquiera puede lograrlo con un poco de paciencia”, aseguró Corfdir.

Quienes ya practican técnicas de relajación suelen obtener resultados más rápidos, pero no es un requisito. El sistema está calibrado para responder a señales cerebrales alcanzables sin entrenamiento avanzado.

El sistema diseñado por Corfdir utiliza sensores de electroencefalograma colocados en puntos estratégicos de la cabeza. (Foto: Leandro Heredia)
El sistema diseñado por Corfdir utiliza sensores de electroencefalograma colocados en puntos estratégicos de la cabeza. (Foto: Leandro Heredia)

Del laboratorio al mundo real

El vehículo que se utiliza es un robot pequeño, ideal para pruebas controladas en el laboratorio, sin embargo, el objetivo final no es crear autos más grandes o robots que se muevan con la mente. El verdadero valor del proyecto está en lo que demuestra: que es posible establecer una comunicación directa entre la actividad cerebral y dispositivos externos.

Aunque mover un auto con la mente suena como un truco espectacular (de hecho, lo es) las posibles aplicaciones de esta tecnología son mucho más amplias. “Este es solo un primer paso para explorar cómo conectar el cerebro con las máquinas”, expresó Corfdir. Y mencionó, por ejemplo, la posibilidad de mover un brazo robótico a partir de la actividad cerebral. “No se trata solo de dar órdenes conscientes, sino de aprovechar estados cerebrales para interactuar con dispositivos”, señaló.

Para Corfdir, el desarrollo del proyecto también fue un desafío personal. “Cuando me hablaron por primera vez de la idea, me dio muchísima emoción. Pero también pensaba: ¿cómo vamos a lograr que realmente funcione?”.

NeuroRacing es un proyecto que combina neurociencia, informática y robótica para lograr que un objeto se mueva solo gracias a ondas cerebrales.. (Foto: Leandro Heredia)
NeuroRacing es un proyecto que combina neurociencia, informática y robótica para lograr que un objeto se mueva solo gracias a ondas cerebrales.. (Foto: Leandro Heredia)

Durante semanas probó los sensores en sí mismo, ajustó el código, repitió pruebas. “La primera vez que logré hacerlo avanzar, fue increíble. Pero también difícil: cuando uno ve que el auto se mueve, se emociona, y la emoción te saca del estado de meditación. Entonces el auto se detiene. Es un ejercicio de control mental constante”, concluyó el joven.

Un auto que se mueve cuando dejamos de pensar. Una máquina que obedece, no al impulso, sino a la calma. En tiempos de hiperconexión, videos virales, multitasking y notificaciones, NeuroRacingpropone una paradoja fascinante: avanzar, pero solo si bajamos un cambio.

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