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“Balas para todos”: el caso de “Bicho” Álvarez, el capo narco que lideró un tiroteo mortal desde la cárcel

El peligroso criminal está preso en Marcos Paz por liderar el comercio de la droga en Santa Fe, pero ahora fue condenado a prisión perpetua por el homicidio de Érika Ávalos, cometido en 2022 en Venado Tuerto, a quien sicarios acribillaron de 12 balazos por un ajuste de cuentas.

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Matías Ernesto “Bicho” Álvarez fue condenado a prisión perpetua por hechos gravísimos que cometió en Venado Tuerto, provincia de Santa Fe. Sin embargo, siguió comandando una peligrosa red delictiva desde una oscura celda del penal de Marcos Paz,

El peligroso capo narco de bajo perfil está preso por una decena de delitos. Los dos últimos por los que recibió la pena máxima fueron por extorsión y por organizar el brutal crimen de Érika Ávalos en 2022, a quien acribillaron de 12 balazos y por encargo.

El Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 3 de Rosario que lo encontró culpable a principios de abril, entendió que él fue la “mente maestra” de todos estos hechos y el que daba las órdenes, aunque estuviera encerrado a cientos de kilómetros de distancia.

Los fundamentos del fallo se dieron a conocer este miércoles y, según el documento, no lo condenaron por ser el que apretó el gatillo o por haber pedido la plata, sino porque probaron que él dirigía todo desde su lugar de detención.

Quién es “Bicho” Álvarez y cómo comenzó su carrera criminal

Álvarez comenzó con la venta de droga desde muy joven y, poco a poco, fue escalando en el hampa hasta ser uno de los líderes de una superestructura que jerárquica en la que manejaba alrededor de 50 personas. Cayó preso en 2015 en la Unidad Penitenciaria Federal N°6 de Rawson, donde cumplió una condena de tres años y medio por robo calificado.

Meses después, mientras estaba detenido en Chubut y antes de salir en libertad, la Justicia lo procesó por una causa de tráfico de drogas que tramitó en el Fuero Federal, por lo que “Bicho” tuvo que ser trasladado al penal de máxima seguridad de Marcos Paz, en la provincia de Buenos Aires, la misma donde está la banda de Los Monos.

El interior del penal de Marcos Paz. (Foto: Fiscales)
El interior del penal de Marcos Paz. (Foto: Fiscales)

Pero el encierro no le impidió seguir operando. Desde su celda, controlaba todo a través de su celular. Además, con ese aparato, realizaba una serie de intimidaciones y extorsiones a comerciantes, que venían directo de él o a través de sus “colaboradores”.

Estas extorsiones comenzaron después de que las víctimas hablaran en los medios sobre la inseguridad que vivían en el barrio. “Plata o plomo” era la frase que usaba el “Bicho” para pedir plata a cambio de protección. Si no pagaban, les baleaban el comercio.

Las víctimas declararon sin dudar que era “el bicho” el que estaba detrás de todo esto. ¿Cómo lo sabían? Porque en algunas llamadas les hizo videollamadas desde la cárcel donde pudieron verle la cara y confirmaron que era él buscando su nombre.

No solo eso, sino que además amenazaba a personas que intentaban copar el territorio mientras él no estaba, y no se salvaba nadie: la única pareja que se le conoció a “Bicho”, Micaela Bonetto, resultó baleada durante un ajuste de cuentas por meterse donde no debía. Con una ametralladora, un sicario contratado por él agujereó el auto en el que viajaba su novia de ese entonces y la hirió en una pierna.

También lo acusan de amedrentar a funcionarios judiciales y al exintendente de Venado Tuerto, Leonel Chiarella, a quienes les envió mensajes intimidantes a través de WhatsApp, donde le pedían que cesara los traslados de presos, en el momento donde los reclusos eran llevados de las cárceles provinciales a las federales, y que no hubiera más detenciones.

"Balas y granadas para todos" fue parte del mensaje que recibieron funcionarios y jueces de Santa Fe. (Foto: TN)
“Balas y granadas para todos” fue parte del mensaje que recibieron funcionarios y jueces de Santa Fe.

“Hola señor, ya les avisé a todos que deje de meter presa a gente inocente. Va a haber balas para todos. Ya le avisé. Va para Chiarella, para la fiscal Pepino y para el Enrico. Y también para el juez del Juzgado Federal, Cuello Murúa y el fiscal Arzubi. Están todos metidos en la bolsa, son todos corruptos. Mandale que deje de engarronar a la gente. Va a haber balas y granadas para todos. El que avisa no traiciona”, decía el terrorífico WhastApp.

Pero, sin dudas, el capítulo más complicado de su carrera criminal y que lo llevó a ser condenado a perpetua fue el terrible homicidio de Érika Ávalos en 2022.

El crimen por encargo con un solo objetivo: matar a Érika Ávalos

El homicidio de Érika Ávalos ocurrió el 28 de diciembre del 2022. A eso de las 3 de la mañana, dos hombres en moto se acercaron hasta la calle San Juan y Tiro Federal, la vieron a la joven parada en la esquina y no titubearon: le dispararon al menos 17 veces. Doce de esos tiros fueron directos al cuerpo de la víctima.

Érika Ávalos fue asesinada en diciembre del 2022. (Foto: Rosario 3)
Érika Ávalos fue asesinada en diciembre del 2022. (Foto: Rosario 3)

Tras el ataque, la joven fue encontrada tendida en la vereda sobre un charco de sangre, gritando de dolor y pidiendo auxilio. El personal policial que llegó primero la encontró y le saló una mochila que llevaba en el cuello que la estaba asfixiando. Llegó a decir su nombre y se desvaneció. Murió horas después en el hospital.

Nadie discutió que la mataron. El problema era probar quién había dado la orden, ya que los que dispararon no fueron identificados y siguen prófugos. Pero la prueba clave para vincular a Álvarez fue un audio que él mismo le mandó a Érika días antes del ataque.

En el mensaje, que se escuchó en el juicio, Álvarez fue directo al grano: “Arreglá las cosas, te estoy pidiendo las cosas bien (…) Mirá, Érika, somos grandes (…) todos cometemos errores, me pasás bien las cosas, me las pasás de buena onda(…) Vos no me devolvés nada y yo te puedo asegurar amiga, te juro por mi hijo Matías, si a Micaela le di dos tiros, a vos, loca, te mando al hospital de una. A vos van todos en la panza”.

La transcripción del audio que le mandó Álvarez antes del ataque. (Foto: TN)
La transcripción del audio que le mandó Álvarez antes del ataque.

¿El motivo del crimen? El audio y los testimonios de los testigos indicaron que fue porque Érika había robado drogas y dinero en un lugar conectado al entorno de Álvarez. Era como un castigo por meterse con su “negocio”.

Álvarez fue llevado a juicio por este hecho, debate que comenzó a principios de abril, donde lo encontraron culpable del delito de “extorsión (2 hechos consumados y 1 hecho en grado de tentativa) en concurso real con el delito de homicidio calificado por ensañamiento y agravado por el uso de arma de fuego, en carácter de autor por determinación”, y deberá pasar al menos 30 años más en la cárcel.

La condena sumó el agravante del ensañamiento, que es cuando el que mata busca causar un sufrimiento extra y cruel a la víctima. Lo probaron por la cantidad de tiros que recibió Érika y porque no murió en el acto, sino días después en el hospital con un cuadro grave (shock séptico por las heridas). El tribunal vio en eso una agonía prolongada y un sufrimiento innecesario. Y la amenaza previa de Álvarez de pegarle los tiros “en la panza” mostró que él quería que sufriera de esa manera.

El tribunal creyó, basándose en los testimonios, los audios (sobre todo el de la amenaza directa) y otras pruebas, que Matías Álvarez, a pesar de estar preso, controlaba una estructura criminal y ordenó tanto las extorsiones, como el homicidio de Érika. La cárcel, lejos de frenarlo, le daba como más “chapa” o prestigio para seguir dando órdenes.

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