El papa Francisco murió este lunes a las 7:35 (hora de Roma) en su residencia del Vaticano, en la casa Santa Marta, según informó el Vaticano. El sumo pontífice se destacó, entre otras cosas, por haber iniciado reformas profundas dentro de la Iglesia Católica y el manejo de la economía del Vaticano no fue la excepción.
El balance de 2023 del Vaticano arrojó un déficit operativo de 83 millones de euros, mayor incluso que el saldo fiscal negativo de 2022, que fue de 33 millones de euros. El país llevaba años operando con números rojos, algo que el papa Francisco intentó equilibrar recurriendo a los dividendos de sus inversiones, al patrimonio inmobiliario y a los ingresos de los museos.
Los recursos de la Iglesia “son limitados y hay que administrarlos con rigor y seriedad, así no se tira por la ventana el esfuerzo de quienes han aportado al patrimonio de la Santa Sede”, justificó el papa. Y agregó: “Es necesario que todos hagamos un esfuerzo extra para que el ‘déficit cero’ no sea solo un sueño, sino una meta alcanzable”.
Por otro lado, a través de ese Secretariado ordenó el saneamiento del Banco del Vaticano y cerró 5000 cuentas bancarias consideradas sospechosas. También realizó un inventario para llevar el registro de los inmuebles de la Santa Sede. Gracias a ese informe se detectaron 300 inmuebles que sumaban una renta de 60.000 euros al año.

Sumado a esto, Francisco impulsó una serie de recortes salariales de los distintos trabajadores de la Santa Sede. Asimismo, suspendió el pago de bonos y asignaciones que cobraban los cardenales como parte de su sueldo mensual. Esta medida le generó tensión internamente, ya que los cardenales del más alto rango de la Curia romana rechazaron la iniciativa.
“No es un objetivo teórico, sino realizable”, escribió el fallecido papa en una carta dirigida a más de 250 cardenales, en la que reclamaba rigor en la gestión de los recursos y respeto por los aportes de los fieles.
A Francisco también le preocupaban los crecientes pasivos del fondo de pensiones del Vaticano, que en 2022 fueron estimados en unos 631 millones de euros.
La última medida vinculada a cuestiones económicas que tomó el papa fue tres días antes de ser ingresado al hospital por una neumonía doble, cuando ordenó la creación de una nueva comisión para incentivar las donaciones a la sede de la Iglesia católica.